jueves, 26 de febrero de 2009

PNV, PSOE y el empate técnico

Fuenlabrada, 27 de febrero de 2009. Desde que las encuestas oficiales anunciaran un empate técnico entre PNV y PSOE, los nacionalistas vascos no pegan ojo por las noches. Es que 30 años de gobierno nacionalista son muchos años. Uno se acostumbra a dirigirse (y a dirigir) al pueblo sin que nadie te chistee, a presentar un plan de independencia, a que te consientan situar a España y a ETA en una misma balanza, a prometer “dialogar” con la izquierda abertzale…y claro, luego te dicen que los sociatas españoles pueden usurpar tu trono y tú te pones a temblar.
Tras pasar miedo y maldecir durante un rato, caes en la cuenta de que necesitas darte a conocer a la masa como el liberador del pueblo vasco. Entonces te preguntas: ¿qué puedo hacer para conseguirlo? Encomendarte a Dios. Al Dios Internet y a todos sus Santos: San Google y San Blog. Comienzas comprando anuncios en Google relacionados con el nombre de tu candidato, Ibarretxe (o Ibarreche, las faltas de ortografía están permitidas para ese pueblo llano que desconoce el nombre del Lehendakari tras 10 años en el poder). Luego, abres un blog con una estética de programa de humor, le pones unos videos hechos por tus amiguetes y por ti, te creas un GPS para que tus fans sepan dónde estás en cada momento y listo.
Es una idea brillante. Estas creando canales comunicativos con los votantes (o eso es lo que dices) y encima vas a captar a esos jovenzuelos adictos a las nuevas tecnologías con tu vivaz página. Con esto seguro que ganas. Sin embargo, te encuentras con que esos malditos socialistas se te han adelantado. Ese Patxi López ya tiene su propio blog. Y no sólo eso, llevan dos meses con sus páginas en Tuenti, Facebook y Twitter, más un canal en Youtube y cuentas en Flickr y Last.fm. Hasta tiene un podcast en Itunes.
Encima el PP anuncia que, en caso de no conseguir mayoría, jamás de los jamases pactará contigo. Lo que quiere decir que pactaría con el PSOE…El mundo se hunde. Lo ves todo negro. Sólo te queda esperar…esperar que tu GPS funcione y lleve a tus votantes a las urnas el próximo domingo.

jueves, 12 de febrero de 2009

LA RETÓRICA EN EL PERIODISMO

En términos generales, se define la retórica como el arte de la persuasión mediante la palabra. Al ser aplicada al discurso, permite convencer al oyente, incluso si aquello de lo cual hay que persuadirlo es “falso”. Para persuadir, según la retórica aristotélica, es necesario contar aquello que la gente cree posible, aún cuando esto sea “realmente” imposible.

Puesto que la retórica como técnica tiene como finalidad la persuasión, la primera cuestión que se plantea es la siguiente: ¿sobre qué nos persuade un texto periodístico? Desde el punto de vista de un texto informativo, se trata de persuadirnos a propósito de la relevancia en nuestro mundo, en nuestra sociedad, del acontecimiento del que se nos informa, y por ello se argumenta a partir de los datos relativos a dicho acontecimiento.

Un periodista de opinión tiene una serie de seguidores que comparten sus ideas o valores. Son seguidores fieles de los artículos que el autor publique ya que reconocen sus pensamientos en lo expuesto por el periodista. Sin embargo, el periodista de información necesita crearse una identidad, crear un reconocimiento de veracidad para conseguir atrapar al lector y que su información no pase desapercibida ante un constante flujo informativo.

De ello depende, que el lector crea a priori que lo que le cuenta el periodista es verdad. Se vale entonces de un lenguaje neutro que aporta veracidad al texto. Sin embargo, esta aceptación será más segura si se consigue conectar dichas proposiciones con las creencias o actitudes que el lector posee. De ahí que, dependiendo de las ideas o creencias que el lector tenga, éste elegirá comprar un periódico u otro, según se acerquen más a lo que cree como verdadero.

La retórica clásica, caracterizada por grandes juegos verbales, no llega emocionalmente a una audiencia actual “hiperinformada”. En cambio, el ciudadano de hoy necesita un alto nivel de empatía, no quiere que le expliquen racionalmente lo que pasa sino que sientan lo mismo que él siente.